junio 30, 2008

La mudanza

Esto de la mudanza es agotador. Hoy regresé a casa de mi papá a recoger algunas cosas, libros, discos, en fin... terminar el ciclo.
Revisaba algunos papeles viejos y encontré un sobre con muchas cartas dentro. Cartas de amor. Cartas viejas de amor, de amores viejos. Cartas mías, cartas de enamoradas mías, de hace mucho tiempo, de hace poco.
Por alguna razón que ya no recuerdo estaban guardadas todas juntas como si quisieran mantenerse unidas como único espacio fiel del pasado.
Lei todas otra vez, y otra vez esperé emocionarme como la primera vez que las leí o como la primera vez que las escribí, y sólo recordé que alguna vez tuve dieciseis años, o diecisiete, o dieciocho, y que tenía una manera de escribir, llena de tristeza y de amor incansable, y que desde siempre fui comprendido y tal vez amado como ya no seré... no porque ahora me falte amor, sino porque tengo 29 años, y nunca más tendré dieciocho...
Pero... mira que pasó, de pronto apareciste en mi mente, de pronto me acordé de ti como un flash de cámara digital...
Y me acordé cómo piensas, cómo quieres, cómo hablas, cómo sueñas, cómo planeas tu futuro, cómo eres tú... y he pensado que por eso aprendo a valorar nuestra amistad, porque en esas cartas del pasado dormían los sueños, y las primeras canciones, y la sensación de los besos que no había aprendido a dar, y de las manos que no sabía cómo coger, y de las palabras que no sabía cómo decir... en esas cartas del pasado dormía yo de dieciocho años.

Esas cartas ya no están, porque las rompí, pero ya no hacen falta, porque ya me devolvieron la adolescencia, mas un regalo: tu recuerdo como flash de cámara digital.

Cómo anda la pintura? en aeroplano?

Un beso

No hay comentarios.: