junio 30, 2008

Asi es mejor


Me quedan dos días. En realidad, uno. El jueves me voy y lo hago con la sensación de dejar algunas cosas inconclusas. En el colegio han asumido mi partida con resignación. Así parece. Hasta diría que lo asumen con fastidio. Los profesores oyeron la noticia ya con poca alegría. No eran éstas las razones por las que había decidido no viajar más, pero con seguridad tendré que añadirlas.

Un viaje es especial. Pero cada año se vuelve una rutina, y las rutinas cansan. Y se vuelve una rutina dejarlo todo listo, en el colegio, en la casa, con los amigos. Nadie ve más allá, nadie ve la urgencia, o las necesidades.

"Enrique se va. Y solo van a extrañarlo los que deben. Nadie se adjudica gratis una nostalgia". Por eso yo no me he despedido. De nadie. He dicho "ya vuelvo", y he continuado la conversación con la misma naturalidad... "chau, te veo en mayo". Pero...

...de ti hubiera querido despedirme especialmente. Siempre pensé que no quería parecerme a alguien que conozco, pero el último sábado me vi desdibujado, parecido a alguien... y de regreso a casa pensaba que realmente necesitaba despedirme de ti: con un fuerte abrazo, con un beso enorme en la mejilla, con algún gesto que simbolizara los años, cada día, cada mail, cada foto, cada sueño...

Sin embargo este es un mail refrío, adusto, electrónico (no por la vía de emisión sino por la forma como lo estoy escribiendo), no tiene fuerza emotiva, no tiene espíritu. Tiene palabras que podría haber dicho fuertemente o dulcemente, pero delante de ti y no a la distancia... y así me tengo que ir. Así es mejor.

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