abril 26, 2009

El canto de los edruxym

Los pobladores edruxym que vivían en Deg’cam, la ciudad moderna construida por Ajymom durante sus viajes de conquista, no cultivaban a Tierra. Los hombres y mujeres vivían de los animales que los guerreros edruxym cazaban y traían de las montañas y el bosque de Syr a run. 
Ocurrió, durante los años de las batallas por la liberación de Nat -cuando Deg’cam era la única ciudad donde vivían pobladores edruxym- que ya no llegaban guerreros edruxym trayendo animales para el alimento diario, y la población comenzó a sufrir hambre. Los pocos animales que habitaban entre los árboles del bosque de Bor’juepyl huyeron a la caída de la catarata Utym’pud y habitaron la espesura del pantano Cet’bok. Existe en los bosques del pantano un touk’zet[1] al que le llaman “CetTouk”[2], y que protege el pantano de los invasores y cazadores de animales. El CetTouk acogió a los animales que huyeron del Deg’cam y les permitió quedarse entre sus árboles. 
Sin poder soportar más el hambre, los pobladores edruxym decidieron ir en busca de los animales al Cet’bok. Al llegar al final del Bor’juepyl cerca del Utym’pud, los pobladores edruxym entonaron un canto de agradecimiento, golpeando fuertemente sus muslos y agitando unas sonajas de semillas. Los edruxym eran también buenos cantores, y sus melodías eran de frases largas y sonidos graves y roncos como rugidos de puma. Así entonaron su canto hasta que consiguieron la compasión del CetTouk, que dejó ir a los animales de regreso al Deg’cam junto a los pobladores edruxym.


[1] “touk’zet”: espíritu de paz.

[2] “CetTouk”: Espíritu del Pantano.

abril 19, 2009

Libélula

Se supone que este es un blog literario y no publico nada que no sea eso. He publicado letras de canciones mías porque me he creído eso de que las canciones son también poesía. Lo cierto es que no he publicado aquí nada que no haya sido literatura, y letras y más letras. Hasta que me encontré con esta canción.

Es una canción publicada por Ana Torroja en un disco suyo no tan reciente. Pero ésta es la versión de la cubana Haydeé Milanés. ¿Y la letra de la canción?... No.

Aunque la letra es muy bonita, es la voz de Haydeé la que me parece dulce y locamente poética. Es su timbre y su energía la poesía de esta canción.

Se las regalo.

abril 12, 2009

A ti sí te extrañé...

¿Se puede adjudicar una añoranza? ¿Las evocaciones se imponen? Tú piensas que se ganan. Yo te he dado la razón. Porque si algo debo reconocer, es que te he extrañado fuertemente estos días.

Han sido los días del desmoronamiento emocional; los días del toma tu premio pero más tarde te lo tendré que quitar; los días del triunfo de la justicia pero con sacada de vuelta; los días del tercer día, de la resurrección; y también han sido días -o mejor noches- de discusiones improductivas y de tolerancias esmirriadas. Y entonces, tu mensaje de texto llegó como una soga anudada para sacarme del hoyo de la impaciencia.

Lo sé. El mensaje no decía nada especial, más aún, ni siquiera le hice caso a tu recomendación; pero fue un mensaje de alarma, un mensaje ¿qué haces? ¿por qué tanto desorden? Y te extrañé. A ti sí te extrañé. Fué natural, como el brote de una flor o la caída de la primera gota de lluvia. Nadie lo impuso, nadie llamó insistentemente. De pronto me di cuenta que hace mucho tiempo que no estabas; que hace mucho tiempo que no te he visto y no te he hecho renegar; de pronto me di cuenta que necesitaba hablarte y contarte mis penas, y no estabas... por eso, como se apaga la flama de una vela consumida, te he extrañado.

Al mismo tiempo me he sentido feliz. Decidiste alejarte del grupo porque tu camino era otro y nadie te lo ha impedido, pero te extraño. Extraño tu salón, extraño tus bailes alegrones, extraño, sobre todo, discutir sobre la existencia de las cosas y de las manos de los ángeles. Extraño jugar Bigote contigo y escucharte decirme "chochera, ¿hay reunión?"... 

Las añoranzas no se imponen, eso aprendí de ti. Te extraño porque te ganaste con sabiduría lo que otros pretenden hacerlo con exigencias... te extraño porque quiero.

¡Palméame el hombro cuando me distraiga; invitame de nuevo a ver NatGeo...!

abril 05, 2009

En el momento del ocaso (marzo 1992)

Mi madre estaba enferma. Lo digo sin tapujos. También puedo decir que eso trajo demasiados cambios en la familia. Mi padre se quedaba sin trabajo a causa de la edad, y ya antes había gastado todo lo que le quedaba en los tratamientos del cáncer que un año después se llevaría a mi mamá. Ese sería, además, el último año que estudiaría en el colegio La Merced. Mi padre ya no tenía suficiente dinero para mantenerme allí, y yo había dejado de ser el alumno ejemplar de los primeros años, la guitarra me había llenado de tal forma que no quería hacer otra cosa que tocarla, siempre, hasta altas horas de la noche; de modo que cualquier sacrificio de mi padre por mantenerme en ese colegio no valdría la pena.

 

Sin embargo, disfruté el cuarto año de secundaria. Los amigos de mi aula hicieron que me llevara el mejor recuerdo de la secundaria. En especial uno, al que llamábamos Pitty y que tenía una admiración notable por Los Prisioneros. El más grande de sus sueños era formar una banda de rock de las grandes, no como aquella que hicimos con otros amigos y que jamás tuvo un nombre verdadero ("Teoremas" y "Sostenes abajo" fueron algunas propuestas) Pitty y yo salíamos del colegio y nos encerrábamos en su habitación, guitarra y órgano, y cantábamos hasta la noche. Todas ellas fueron las mejores tardes de ese año.

 

Pitty se fue a Miami con su familia, para siempre. Alguna vez volvió. Alguna vez también, nos sentamos en un café a escudriñar nuestro pasado adolescente. Pero ya éramos adultos.

 

Escribí muchas canciones para este dúo soñador. La más hermosa es ésta porque tiene el color y el olor de ese año. A veces pienso que es una canción naranja, como el ocaso, y que en ella puedo encontrar todas esas tardes que le dieron color a 1992.

 

En el momento del ocaso

Cuando las nubes no respondan tu tristeza

Y las palomas callen el eco de sus alas

Habrá una lágrima naciendo con la noche

Y una luz inventando el amanecer.

 

En el momento del ocaso

Cuando el cielo rompa su misterio oscuro

Y las estrellas muestren su sonrisa ajena

Caerá el rocío de las flores transparentes

Y el mar silente, y el alma y la conciencia.

 

Pregunta si esta noche no termina,

Si en los campos se consumen tus andares,

Si el amanecer va llegar a tus oídos

O a los de otros que no viven de cantares,

Si tu guitarra ya no soltará un sonido.

Pregunta si tu canto se abre paso,

Si la mente no responde a los sentidos,

Pregunta, en el momento del ocaso...

 

En el momento del ocaso

Cuando las nubes no respondan tu tristeza

Y las palomas callen el eco de sus alas

Habrá una lágrima naciendo con la noche

Y una luz inventando el amanecer.