noviembre 22, 2009

A veces muy contentos

Hace algunos días escribí una canción (después de siete meses) a la que he llamado "Yo no sé si pueda". Es extraña la historia de esta canción y te la voy a contar. Es una canción de amor, así fue concebida. Escribí la letra en una tarde y luego de varios intentos la abandoné porque no podía ponerle música. Esa misma noche, mientras calentaba la leche para Camila, cogí la guitarra y la música apareció como una brisa. Era una canción de amor, pero no sabía ciertamente qué quería decir con ella.

Al día siguiente, conversaba con Javier Lazo, un amigo cantautor, y él me dijo algo que me puso muy triste. Me dijo: "Me siento desanimado, siento que la música que hago no le gusta a nadie, que todos los esfuerzos que hago es como si no hiciera nada". Y entonces caí en la cuenta de que yo había estado pensando lo mismo la noche que escribí esta última canción.

Me cuesta mucho ser cantautor. Me cuesta más serlo y no dejar de ser yo mismo. Cuesta seguir escribiendo "canciones buenas" para que nadie las compre, cuesta no envidiar el éxito de otros que hacen canciones para alimentar su éxito y no dicen nada, y nunca dicen nada.

Así me he sentido estos días. De esto hubiera querido hablarte así como tú dices: sin abrazarnos, frente a frente, sintiéndonos tristes y a veces muy contentos. Pero, mejor hubiera querido contártelo y que luego me abraces muy fuerte, aunque sigamos sintiéndonos tristes o a veces muy contentos, aunque sólo a veces.