mayo 17, 2009

No puedo renunciar

Puedo renunciar a ser esperma.
Puedo renunciar a ser niño u hombre.
Puedo renunciar a ser sabio o aprendiz.
Puedo renunciar a ser infinitamente libre o eternamente esclavo.
Puedo renunciar a ser músico, poeta o fabricante de mitos.
Puedo renunciar a tu cuerpo y a tu historia.
Puedo renunciar a ser heterosexual.
Puedo renunciar a ser gay.
Puedo renunciar a mi nombre, y al tuyo.
Puedo renunciar a mis manos y a todo lo que ellas construyen.
Puedo renunciar a mis pies y al más pequeño de mis vellos.
Puedo renunciar a la sangre y a mis venas.
Puedo renunciar al sudor nocturno y a los jadeos.
Puedo renunciar al abrazo y a los gestos.
Puedo renunciar a la palabra.
Puedo renunciar a mi voz.
Puedo renunciar a los acordes y a la escala.
Puedo renunciar al fracaso y a la meta.
Puedo renunciar al camino y a los que vienen luego.
Puedo renunciar a la canción.
Puedo renunciar a lo imposible.
Puedo renunciar a la justicia y a la verdad.
Puedo renunciar a Dios.
 
Pero, cuando llegue su momento, a tres cosas no puedo renunciar,
a ser Hijo, a ser Hermano, y a ser Padre.
 

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