enero 16, 2009

Un punto en el horizonte

Creces, y debo decir que eso me hace inmensamente feliz, y al mismo tiempo, me parece insondablemente injusto. Injusto para mis recuerdos y para algunos de mis sueños; feliz para el transcurso del universo y para ti.

Creces porque tu mirada llega más lejos; creces porque tu corazón se ensancha y es como un océano; creces porque tu alma siente distinto, como otra persona, como mujer; creces porque las cosas se ven diferentes ahora que abres y cierras tus ojos, y los recuerdos son lindos pero ya no te doblegan.

Entonces yo detengo la marcha. Y aunque muero por preocuparme de ti, no puedo, no debo. No quiero parecer imprudente, inoportuno, porque no pensamos igual, porque no es tu norte lo que mi brújula señala...

Ahora, sin embargo, la felicidad se me escabulle por otro lado... y quiero abrir esa puerta. En algún punto del horizonte estaré, a punto de desaparecer, como el ángel de García Márquez, inútil, viejo, pero volando de nuevo.

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