Otro pueblo creció al otro lado del río AkbyllGer. Ellos no criaban animales ni sembraban en tierra; tampoco pescaban en el río, ni recogían los frutos de los árboles. Salían los hombres en grupo hacia el bosque de Syr a run y cazaban a los animales que Ilgyrom, heredero del Dios TerSus, habían dejado allí. A veces, con lanzas y arcos que ellos mismos habían construido, subían hasta los montes para alcanzar a los animales más feroces y traerlos luego a su pueblo para alimentarse. Era un pueblo de hombres de miradas siniestras y perversas, cuyo único deseo vital era el deseo de la sobre vivencia a cualquier precio, de la lucha cruel y la conquista.
Eran los “Edruxym”, porque se decía que Edrux los había elegido y les había llenado los corazones con el poder de la fuerza y la barbarie. Estas historias fueron escritas por los antiguos guardianes de la memoria en el “OjnaDak” o Libro de
Los guardianes de la memoria cuentan en el OjnaDak que cuando este pueblo comenzaba a florecer, Edrux apareció en medio de ellos y sumió sus ojos en la oscuridad obligándolos a construir su ciudad debajo de tierra. Les enseñó la eficacia y el poderío de las armas de caza y de la guerra, y les hizo señores de la noche y de la sombra. Con esa ferocidad implacable, los edruxym extendieron su territorio hasta el extremo oriental de Tierra, siguiendo el curso de los SunDegyl o Montañas de las Flores, conquistando el Tur’SorNeb o Lago del Cóndor de Fuego y los BelFudyl o Desiertos de
Edrux nunca murió cuando se estrelló contra Luna sino que se convirtió en el Señor de
Muchos años estuvo Edrux atado en la cima del monte sufriendo la inclemencia de Nube Negra; años en los que su pueblo vivió encerrado, sobreviviendo al hambre y oyendo el lamento de su líder derrotado y abatido, resonando en las paredes de sus túneles. TerSus se apiadó de quien fuera su hermano y de los edruxym y decidió cambiarle su penitencia. Convirtió a Edrux en un Cóndor enorme de alas gigantescas. Arrancó flores del bosque de Syr a run, y esparció sus pétalos dibujando una línea recta hacia el extremo oriental de Tierra, quedando convertidas en una larga fila de montañas. En medio de esta fila, cercada de montañas, puso una gran fuente de agua y condenó a Edrux, convertido en Cóndor, a vigilarla eternamente.
Inmerso en una profunda tristeza, Edrux conoció el amor. Sobrevolando el lago, alcanzó a ver, sumergido en sus aguas, un gran pez de una increíble hermosura, a quien llamó “Far’nagi”, que quiere decir Pez Hermoso. Edrux construyó una barca para poder posarse sobre ella y estar más cerca de Far’nagi. Todas las noches, cansado de volar, bajaba a su barca y rozaba las aguas con sus formidables alas, porque era la única forma con que podía acariciar a su pez. Una noche no encontró a Far’nagi; por más que batía las aguas con sus fuertes alas, su pez no aparecía. Desesperado, incendió sus alas destruyéndolas completamente, y aún ardiendo en fuego, se arrojó al lago. Y allí está, sumergido, atrapado bajo las aguas, esperando que le broten alas nuevas para salir del lago.
Nuestros antepasados, que supieron esta historia de sus propios antepasados, han llamado SunDegyl a los montes hechos con pétalos de flores; y Tur’sorNeb al lago donde, bajo sus aguas, vive Edrux convertido en Cóndor, esperando tener sus alas nuevamente.
Fragmento del Libro "Leyendas del AkbyllGer"
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