enero 25, 2009
enero 18, 2009
Leyendas de Edrux
Otro pueblo creció al otro lado del río AkbyllGer. Ellos no criaban animales ni sembraban en tierra; tampoco pescaban en el río, ni recogían los frutos de los árboles. Salían los hombres en grupo hacia el bosque de Syr a run y cazaban a los animales que Ilgyrom, heredero del Dios TerSus, habían dejado allí. A veces, con lanzas y arcos que ellos mismos habían construido, subían hasta los montes para alcanzar a los animales más feroces y traerlos luego a su pueblo para alimentarse. Era un pueblo de hombres de miradas siniestras y perversas, cuyo único deseo vital era el deseo de la sobre vivencia a cualquier precio, de la lucha cruel y la conquista.
Eran los “Edruxym”, porque se decía que Edrux los había elegido y les había llenado los corazones con el poder de la fuerza y la barbarie. Estas historias fueron escritas por los antiguos guardianes de la memoria en el “OjnaDak” o Libro de
Los guardianes de la memoria cuentan en el OjnaDak que cuando este pueblo comenzaba a florecer, Edrux apareció en medio de ellos y sumió sus ojos en la oscuridad obligándolos a construir su ciudad debajo de tierra. Les enseñó la eficacia y el poderío de las armas de caza y de la guerra, y les hizo señores de la noche y de la sombra. Con esa ferocidad implacable, los edruxym extendieron su territorio hasta el extremo oriental de Tierra, siguiendo el curso de los SunDegyl o Montañas de las Flores, conquistando el Tur’SorNeb o Lago del Cóndor de Fuego y los BelFudyl o Desiertos de
Edrux nunca murió cuando se estrelló contra Luna sino que se convirtió en el Señor de
Muchos años estuvo Edrux atado en la cima del monte sufriendo la inclemencia de Nube Negra; años en los que su pueblo vivió encerrado, sobreviviendo al hambre y oyendo el lamento de su líder derrotado y abatido, resonando en las paredes de sus túneles. TerSus se apiadó de quien fuera su hermano y de los edruxym y decidió cambiarle su penitencia. Convirtió a Edrux en un Cóndor enorme de alas gigantescas. Arrancó flores del bosque de Syr a run, y esparció sus pétalos dibujando una línea recta hacia el extremo oriental de Tierra, quedando convertidas en una larga fila de montañas. En medio de esta fila, cercada de montañas, puso una gran fuente de agua y condenó a Edrux, convertido en Cóndor, a vigilarla eternamente.
Inmerso en una profunda tristeza, Edrux conoció el amor. Sobrevolando el lago, alcanzó a ver, sumergido en sus aguas, un gran pez de una increíble hermosura, a quien llamó “Far’nagi”, que quiere decir Pez Hermoso. Edrux construyó una barca para poder posarse sobre ella y estar más cerca de Far’nagi. Todas las noches, cansado de volar, bajaba a su barca y rozaba las aguas con sus formidables alas, porque era la única forma con que podía acariciar a su pez. Una noche no encontró a Far’nagi; por más que batía las aguas con sus fuertes alas, su pez no aparecía. Desesperado, incendió sus alas destruyéndolas completamente, y aún ardiendo en fuego, se arrojó al lago. Y allí está, sumergido, atrapado bajo las aguas, esperando que le broten alas nuevas para salir del lago.
Nuestros antepasados, que supieron esta historia de sus propios antepasados, han llamado SunDegyl a los montes hechos con pétalos de flores; y Tur’sorNeb al lago donde, bajo sus aguas, vive Edrux convertido en Cóndor, esperando tener sus alas nuevamente.
Fragmento del Libro "Leyendas del AkbyllGer"
enero 16, 2009
Un punto en el horizonte
Creces, y debo decir que eso me hace inmensamente feliz, y al mismo tiempo, me parece insondablemente injusto. Injusto para mis recuerdos y para algunos de mis sueños; feliz para el transcurso del universo y para ti.
Creces porque tu mirada llega más lejos; creces porque tu corazón se ensancha y es como un océano; creces porque tu alma siente distinto, como otra persona, como mujer; creces porque las cosas se ven diferentes ahora que abres y cierras tus ojos, y los recuerdos son lindos pero ya no te doblegan.
Entonces yo detengo la marcha. Y aunque muero por preocuparme de ti, no puedo, no debo. No quiero parecer imprudente, inoportuno, porque no pensamos igual, porque no es tu norte lo que mi brújula señala...
Ahora, sin embargo, la felicidad se me escabulle por otro lado... y quiero abrir esa puerta. En algún punto del horizonte estaré, a punto de desaparecer, como el ángel de García Márquez, inútil, viejo, pero volando de nuevo.
enero 11, 2009
Hijo del Sonido
Aquí se cuentan los días de Uyrikem y Jiupom en el bosque de Syr a run. Habían aprendido a recoger los frutos de los árboles y a cazar pequeñas aves del bosque; hacían fuego con las piedras y cocinaban con las hojas de las plantas. Algunas veces iban hasta las orillas del AkbyllGer y conseguían peces que luego cocían y disfrutaban felices. Un día, recogiendo los frutos de los árboles, Uyrikem fue mordida en el brazo por una serpiente del bosque, de las que llaman “hirum’lake” que significa “la arrastrada”, y que son muy venenosas. Uyrikem sufría de fiebres muy altas y convulsiones, y Jiupom supo que iba a morir. Como era “mago - brujo”, Jiupom recordó que las fiebres por mordeduras de hirum’lake se curan con soplidos de “arenas mágicas” del BelFudyl o Desiertos de
Fragmento del Libro "Leyendas del AkbyllGer"
enero 04, 2009
Una antigua leyenda
Se presentaron ante Nerikom un búho y un perro sin pelo. Habían estado discutiendo por qué el búho y sus amigos dormían todo el día y no trabajaban, y querían saber para qué servían el día y la noche. Le preguntaron: “¿Qué se hace en el día y qué se hace en la noche?”. Nerikom contestó: “El búho quiere la noche porque es amigo de Luna y el perro es amigo de Sol, por eso el perro quiere el día. Al principio todo era luz; Sol y Luna vivían juntos, cara a cara, mirándose, queriéndose, Cielo y Viento les acompañaban porque todos ellos son los espíritus vigilantes que han estado allí desde siempre, desde que no había nada. Un día todos los animales del bosque del Syr a run le dijeron al Dios TerSus que estaban muy cansados, porque todo el día trabajaban buscando alimento y escarbando la tierra, educando a sus crías y protegiendo a sus grupos, pero nunca podían descansar. TerSus creó la noche para que los animales pudieran descansar, pero necesitaba que uno de los espíritus vigilara
El búho y el perro sin pelo quedaron satisfechos con la explicación de Nerikom, pero él continuó diciendo: “Ocurrió otro problema después. Los animales estaban contentos, pero Sol y Luna seguían tristes porque ahora vivían separados y ya no se podían ver. TerSus sintió compasión de ellos y les dio permiso para encontrarse cada cierto tiempo, a la vista de todos nosotros, acompañados siempre de Cielo y Viento”.
Nerikom aún estaba hablando cuando Syabem lo interrumpió. Le dijo: “Nan yregle”, que quiere decir “alguien te busca”. Era Apolem y sus hermanas garzas blancas. Habían venido para llevarlo de regreso donde los lobos marinos: TerSus había ordenado. Syabem despidió a Nerikom, y él subió a las espaldas de Apolem y tocando su mullu, volaron hasta Cielo dejando la isla de Ykun’ablit.
Fragmento del Libro "Leyendas del AkbyllGer"