abril 12, 2009

A ti sí te extrañé...

¿Se puede adjudicar una añoranza? ¿Las evocaciones se imponen? Tú piensas que se ganan. Yo te he dado la razón. Porque si algo debo reconocer, es que te he extrañado fuertemente estos días.

Han sido los días del desmoronamiento emocional; los días del toma tu premio pero más tarde te lo tendré que quitar; los días del triunfo de la justicia pero con sacada de vuelta; los días del tercer día, de la resurrección; y también han sido días -o mejor noches- de discusiones improductivas y de tolerancias esmirriadas. Y entonces, tu mensaje de texto llegó como una soga anudada para sacarme del hoyo de la impaciencia.

Lo sé. El mensaje no decía nada especial, más aún, ni siquiera le hice caso a tu recomendación; pero fue un mensaje de alarma, un mensaje ¿qué haces? ¿por qué tanto desorden? Y te extrañé. A ti sí te extrañé. Fué natural, como el brote de una flor o la caída de la primera gota de lluvia. Nadie lo impuso, nadie llamó insistentemente. De pronto me di cuenta que hace mucho tiempo que no estabas; que hace mucho tiempo que no te he visto y no te he hecho renegar; de pronto me di cuenta que necesitaba hablarte y contarte mis penas, y no estabas... por eso, como se apaga la flama de una vela consumida, te he extrañado.

Al mismo tiempo me he sentido feliz. Decidiste alejarte del grupo porque tu camino era otro y nadie te lo ha impedido, pero te extraño. Extraño tu salón, extraño tus bailes alegrones, extraño, sobre todo, discutir sobre la existencia de las cosas y de las manos de los ángeles. Extraño jugar Bigote contigo y escucharte decirme "chochera, ¿hay reunión?"... 

Las añoranzas no se imponen, eso aprendí de ti. Te extraño porque te ganaste con sabiduría lo que otros pretenden hacerlo con exigencias... te extraño porque quiero.

¡Palméame el hombro cuando me distraiga; invitame de nuevo a ver NatGeo...!

1 comentario:

Lila dijo...

sin nada que decir, tan solo con ganas de hablar...

ich libe dich!