junio 07, 2009

Crecer (asuntos de un trovador)

Revisando (a propósito de mis post anterior) la correspondencia virtual entre Raffaele y yo, encontré este mail que le envié por esos años (2004 -2005) y que explica el momento preciso en que mi trabajo musical se llena de nuevos elementos y de ritmos nuevos y cercanos. Fue emocionante volverlo a leer.

Hola Raffaele:

Después de tiempo me he sentado ha escribirle a todos mis amigos y tenía que escribirte algo a ti, ya que el azar nos robó nuevamente la posibilidad de conversar frente a frente.
Me quedé con la enorme curiosidad de saber qué los trajo por aquí... siempre se vuelve a las cosas iniciales para refrescarlo todo. Aunque, tal vez, los Andes no fueron tus inicios, pero imagino que fueron por un poco más de pintura (alguna vez comparaste tu oficio con la del pintor)
Te comentaré que he retomado mi viejo oficio de cantante trovador... (siempre se vuelve a las cosas iniciales para refrescarlo todo) que ha sido lo que siempre he hecho, aunque algunas otras actividades hayan distraído mi vocación. Y aquí está la razón de mi acercamiento a la música tradicional. A pesar de que fue un acercamiento no casual, no fue por mi oficio de cantautor que estudié la música folklorica, sino por la carrera que había elegido y que trata de iniciar a los niños en el mundo de la música pero desde las tradiciones de su pueblo...
Entonces mis canciones comenzaron a tener nuevos sonidos y yo no me estaba dando cuenta, hasta que tuve en mis manos una canción que tenía cierto ritmo a landó... ¿yo? ¿haciendo música peruana? ese no había sido mi objetivo. Entonces pensé que no era mala idea si mi espíritu me estaba empujando por ahí. Comencé a oír música criolla, cosa que no me fue difícil teniendo un padre más criollo que los picarones... pero te confesaré que poco he reaccionado ante los valses y las marineras... éstas últimas me llevaron a la música negra, y he tenido buenos resultados, me gusta mucho ese ritmo. Tiene de sensualidad y de poesía, y también de dolor. Toda la música del Perú tiene de dolor.
Ya había escuchado, desde niño, música andina, pero cosas sin valor, como la música boliviana comercial de los '80. Y también a los chilenos, aunque estos sí tenían méritos musicales importantes, así como los grupos peruanos de fines de los '70, Alturas, Pukasoncco, Tiempo Nuevo, Del pueblo... etc. Pero todo eso no era tan original. Y empecé la búsqueda de las raíces. En este camino me he topado con gente maravillosa que ama la música tradicional, como tú, y que han venido a iluminarme el panorama... aunque mejor que eso han sido los pequeños viajes que he podido hacer tratando de capturar y conseguir cosas que me alimenten el asombro. Entonces vino Huaraz, Ayacucho, Huancayo, Arequipa, y mi última aventura que fue Paucartambo, y de la que te conté lo maravillado que quedé con el canto de los Qollas.
He cesado por ahora mi búsqueda, porque ya siento que las canciones se me derraman de la cabeza y quiero ver qué cosas nuevas aparecen después de la experiencia andina que, te aseguro, no acabará aquí.

Un abrazo enorme, enorme.

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