Hace cientos de miles de años TerSus no era tan poderoso como lo es hoy. Su nombre verdadero era Ziku, y además tenía un hermano llamado Edrux. Los dos eran hijos de Ebro, que es el cielo, y de Rel, que es el viento. Por esos días la tierra era desierta y plana como un plato de arcilla y nuestros antepasados la llamaban Nat. A los extremos de Nat y sobre ella estaban Bel, que es la luna, y Ran, que es el sol; Bel al extremo derecho y Ran al extremo izquierdo.
Ziku volaba siempre hacia Ran y Edrux volaba siempre hacia Bel.[1] Los dos sonreían y hacían un ruido como de soplo cuando se cruzaban en Ebro, y al llegar a su destino daban la vuelta para regresar a sus casas, y volvían a cruzarse siempre sonriendo. Así vivían, yendo y viniendo, hasta que un día Ziku no se cruzó con Edrux en su vuelo de regreso. A medida que avanzaba hacia Bel se preguntaba qué podría haber pasado con Edrux, y se apuraba por llegar pronto. Cuando estuvo cerca de Bel vio que todo alrededor se llenaba de oscuridad y que de ella salían disparadas a gran velocidad pequeñas luces, que eran las estrellas, de todos los colores y de todos los tamaños. Al llegar a Bel, Ziku buscó a Edrux en medio de la oscuridad que iba creciendo en gran medida, y supo por fin que Edrux se había chocado fuertemente contra Bel y que se desintegraba convertido en estrellas. En vano trató Ziku de recolectar las estrellas, cuando cogía dos o tres volvían a salir disparadas y se alejaban cada vez a más distancia. Ziku llamó a las estrellas syr, porque ése era el ruido que hacían cuando escapaban; a la oscuridad la llamó engi, y naki a la luz.
Nuestros antepasados, que recogieron esta historia de sus propios antepasados, llaman ziku a su izquierda porque es el lado donde descansa Ran; y llaman edrux a su derecha porque es el lado donde descansa Bel.
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